miércoles, 26 de agosto de 2009

Presentación II: Mi casa

Mi casa... bueno, no es mía, es donde resido. Pero seguiré diciendo "mi casa" por el momento. Pues eso, mi casa es un ático. Dicho así, parece una buen sitio donde vivir, ¿verdad? Pues aquí nada de estereotipos, porque no es un ático al uso. De hecho, más que un ático es un desván arreglado. Es pequeño, no muy luminoso, casi todo de madera, y... ¿ya he dicho que es pequeño?



En fin, no tiene calefacción (aunque estos meses eso me ha dado totalmente igual), el baño no tiene ventana, ni cortina de ducha en la bañera, así que lo dejo todo perdido cuando me ducho en casa. Las dos habitaciones son pequeñas (como no), pero se aprovecha bastante bien el espacio. La iluminación está compuesta por simples bombillas, simplemente, sin lámparas ni pijeríos. El tendal está fuera, pero fuera hasta del portal. Tengo que andar subiendo y bajando escaleras cargada de ropa cada vez que pongo la lavadora, y bajar por esas escaleras no es moco de pavo. Te subes un piso (unos 3 metros) en unas escaleras que tendrán de longitud otros tantos. A poco que te descuides, tropiezas en todos los escalones, y una caída por algo tan empinado puede hacer mucha pupita. Lo que se ve abajo del todo es la entrada de mi casa. Sin timbre ni ná.

Podríamos decir que me quejo de vicio. Yo aquí vivo bien, de espacio para mí no me quedo justa, la verdad. Salvo para comer y planchar, pero son males menores.

Otra cosa importante es la situación del piso. Que ahora en verano, como la calefacción, no me importó en absoluto porque apenas hizo frío. Pero, ¡ay, amigo! ahora al acercarse el mal tiempo, lo veo clarito. No puedo vivir fuera del pueblo, aunque sean solo 100 metros fuera. Para ir a trabajar (y a cualquier otro sitio, la verdad sea dicha) tengo que recorrer un trecho por el arcén de la carretera general, pasando a mi lado camiones, coches y autobuses. Y eso con el asfalto mojado... malo. Y ya si te digo que muchos días me toca volver ya entrada la noche pasando al lado de un aparcamiento-solar sin asfaltar, igual se comprenden mejor mis quejas.

El otro punto importante es que en la casa hay carcoma. Es peliagudo, porque todo, menos la cocina y el baño, es de madera: suelos de parquet, escaleras, mesita de noche, patas de una de las camas, armarios de ropa, sillas, estanterías... La mitad de esas cosas se encuentran ahora como queso gruyère. Y en el caso de las escaleras es hasta peligroso, porque como se rompa una tabla, a ver quien es el guapo que sube por ahí después.
No penséis que no se lo dije a los caseros. Pero por lo visto, como les dije que principalmente se veia en los armarios y en las patas de una cama, no debieron de romperse más la cabeza y solo trataron esas partes. Cierto es que hace tiempo que no veo un bichejo de ésos, pero cada día veo agujeros nuevos en los muebles, y cuando hago limpieza me salen montoncitos de serrín. Es algo que realmente me preocupa. Pero, ¡hey!, los muebles no son míos. De hecho, me voy a cambiar de casita. No es que me dé igual, pero como parece que a mis caseros sí, tampoco me voy a andar comiendo la cabeza.


En fin, hoy ya he ido a ver otro piso. Otro ático. Que cumple con los estereotipos. Tiene ventanas en todas las habitaciones (y no de las de tejado, como en mi cocina), cortina en la bañera, una cocina el doble de ésta, un hall-salón-comedor que quita el hipo, dos habitaciones... Y lo mejor de todo: es muy céntrico, y ¡tiene calefacción! Son acumuladores eléctricos, pero es mejor que nada. No me quiero hacer ilusiones, el alquiler es más de lo que estoy pagando ahora por mi "querido" zulo. Pero sólo por la calefacción, ya creo que merecería la pena.


Por cierto, hablando de casa: mañana me voy a Avilés, ¡por fin! Tengo ganas de salir de fiesta, pero... controlando, ¿eh? =)

No hay comentarios:

Publicar un comentario